Visita a Logronyo 4 i 5 de maig

Hola, ja tornem a tenir per explicar. Aquesta vegada la historia la explicarem en castellà, donat que hi ha gent que ens llegeix de fora de Catalunya, així doncs, "erase una vez..."
Conocíamos de sobra lo que nos esperaba en Logroño, llevábamos tiempo planeando volver, esta vez la idea era diferente ya que, el medio para llegar, seria la moto.
Finalmente, por una cosa o por otra, solo íbamos Marta y yo, una lástima ya que había mucha gente interesada en realizar el viaje con nosotros, pero... las circunstancias obligan!
De todas manera, para gran parte de la ida, iríamos acompañados por dos amigos, dos colegas de la Associació de Motoristes Terraferma, Alex i Noel.
A las 08:00 horas era la marca fijada para encontrarnos en el Dalmau y, después de el café con leche de rigor, nos pusimos en marcha las tres motos y las cuatro personas. El día acompañaba, hacia un sol esplendido y, aun siendo tan temprano, la temperatura en marcha era muy agradable.
En seguida abandonamos los primeros pueblos cercanos a Lleida y nos adentramos, por Benabarre, en dirección al Pirineo aragonés. El día estaba tan despejado y la atmósfera tan limpia que, a nuestra derecha, podíamos observar nitidamente todas las cumbres con nieve aun. Una vista fantástica.
Cerca de Grado paramos a almorzar, acertamos el lugar al segundo intento ya que, en el primero, cuando ya nos habíamos bajado de las motos, dejado cascos, etc... en la puerta anunciaban que tenían descanso semanal, toma ya! vuelta en marcha, eso sí, pocos metros que el hambre apretaba.

Así que, como he mencionado antes, en Grado nos sentamos a la mesa.
Después de un buen almuerzo, como es costumbre, y de una larga tertulia, como también es costumbre, intentamos volver a la ruta. Digo intentamos porque para Noel fue imposible, el embrague de su BMW se declaro en huelga ese día y no hubo manera de moverse del sitio. Bueno sí, en grua.
A partir de ahí la aventura siguió para Marta y para mi. Continuamos dirección al embalse de Yesa y disfrutamos de puertos preciosos en el Pirieno, concretamente el que va de Broto a Biescas.
Así que pasamos por Biescas, Jaca, Berdun y Yesa, donde paramos a comer en un parador muy acogedor a pie de carretera. Retomamos fuerzas y afrontamos el resto de camino, aunque un poco cansados porque los quilómetros y el haber dormido poco la noche anterior pasaban factura.

Nos adentramos por tierras del Reyno de Navarra, preciosas por cierto. Es de admirar que, como en Catalunya, no hay practicamente un palmo de terreno que no este trabajado. Sus pueblos son de una calidad y de una belleza que extraordinaria. Se ve riqueza por donde mires. Pasamos por Tafalla y Estella, como poblaciones mas importantes y no gustaron mucho. Así que una de las próximas tiene que ser a Navarra.
Pero esta vez tocaba La Rioja y, a semejanza de su vecina, también sus tierras están trabajadas y sus poblaciones muy cuidadas. Y como el que no quiere la cosa aterrizamos en Logroño.

Entramos por una autovía, no teníamos mucha idea de por donde quedaba el hotel (nos sonaba que por el centro), así que salimos de la autovía por Logroño centro, que si no...
Paseamos por la ciudad y fuimos preguntando a sus gentes, muy amables por cierto, como llegar a nuestro hotel (Murrieta se llamaba), eso nos permitió callejear un poquito y ver que la distribución de la ciudad es muy fácil. Nos encantaron sus avenidas y calles anchas, concretamente a Marta una que se llamaba Gran Vía y estaba llena de tiendas, porque sera...
Y por allí estaba nuestro hotel; en seguida nos atendieron, pudimos dejar la moto en el apacamiento privado y maletas en la habitación. La calle Laurel nos esperaba...

Y bueno, que contaros, como las películas o los libros si os cuento lo que es la Calle del Laurel y sus adyacentes os revelaría una sorpresa que, mejor, os invito a que descubráis vosotros mismos. Un consejo, ir con hambre y que os guste el vino, mejor dicho, el buen vino.
Además el ambiente que se respira en toda la parte antigua de la ciudad es muy agradable, tanto por sus gentes como por la seguridad que se siente cuando te mueves por sus calles.
Como despedida un par de fotos ilustrativas y una invitación a descubrir Logroño. Hasta pronto, V'ssss.